GRACIAS
Aproximadamente a mediados del mes de marzo, el Presidente de
Ya en el mes de abril, después de la inauguración del Infocentro de
Para una persona como yo, inexperto en la enseñanza computacional, dictar este curso- aunque básico- era un gran desafío. Lo único que tenía claro, era que había que alfabetizar computacionalmente a seis personas adultas. Dentro de este razonamiento, estaba implícito el concepto de que la enseñanza que tendría que impartir debía ser diferente. Por ningún motivo tenía que ser un curso de computación como al que muchos de nosotros ha realizado. Cursos donde el profesor nos dice… …. “aprete aquí, aprete acá y listo. Ve que es fácil… …”. Pero en la realidad uno ve con desesperación como la pantalla que está frente a nosotros se mueve y aparecen cosas escritas que no se entienden y que además, se cambia de colores, las letras se achican, se agrandan etc. etc. En resumen sentimos que la sensación de miedo y temores se exacerban. Nos percatamos que existe un problema y este se encuentra entre la silla y el computador y ese indudablemente es el usuario. Mientras todo esto sucede, comenzamos a rumiar mentalmente una suerte de sinsabores y angustias y comienza ese dolor de cabeza terrible producto de la ansiedad y el malestar que nos produce el profesor que con esa agilidad de un simio en cautiverio pasa sus conocimientos a través de la pantalla del computador. Creo no equivocarme al decir que a mas de alguno al terminar la clase del día sintió que todo fue un “R y F”. Lo que significa en jerga juvenil: Rotundo Fracaso.
No, yo no quería eso pasara. Más aún, cuando observé que era un grupo tan heterogéneo. La verdad es que nuevamente pensé que este curso tenía que ser diferente a los otros cursos, como el que relaté anteriormente. Tenía además, la certeza que esas personas que estaban sentadas frente al computador, sentían lo mismo que yo sentí en más de una oportunidad, tiempo atrás, angustia.
Y comencé a explicar todo lo que yo entiendo por equipo de computación, por Sistema Operativo, a crear carpetas para sus archivos personales, a grabar los archivos con sus ejercicios, a conocer el Word, el Excel y el Power Point. Hicimos cartas ficticias, le escribimos al Sr. Alcalde contándole de los problemas que tenían nuestras Juntas de Vecinos. Hicimos muchas cartas. Para que decir cuando comenzamos a practicar con el Excel, que problema cuando introdujimos las fórmulas a nuestros ejercicios. Una locura cuando hicimos una planilla de cálculo para llevar nuestras cuentas. Pero luego vino el relajo cuando utilizaron el Power Point. Se dieron cuenta que en sus presentaciones, podían dar rienda suelta a su creatividad, pegando figuras prediseñadas, utilizando colores y tipo de letras etc., etc., tengo la sensación que se divirtieron.
Por supuesto que seguían las dudas, muchas preguntas. Cuantas veces se borro la pantalla y en otras tantas los archivos se perdían. ¿Donde están profe?... … Pero poco a poco, sus rostros de adultos y de ancianos se comenzaron a iluminar y más de un ¡¡ OH!! de exclamación se susurro, y la alegría de la satisfacción la compartimos secretamente. A esta altura del curso ya la sonrisa se dibujaba frecuentemente en sus rostros al comprobar que el ejercicio resultó. ¡Si profe!, resultó ya mi hijo no me lo tendrá que explicar, ¡mi nieto tampoco!, agregaba otro. Me imagino la sensación agradable que sentían, al comprobar que eran mas independientes en sus trabajos
Pasó el tiempo y al final trascurrieron casi dos meses donde trabajamos los lunes, miércoles y viernes de 10:00 hrs. a 12:00 hrs. Siempre con la misma convicción y alegría de aprender. Creo, que ni ellos ni yo, no nos dimos cuenta como pasaron estos casi dos meses y sucedió algo fantástico. Comenzamos a ser amigos y en más de una ocasión nos sentamos en círculo a conversar, y arreglamos el mundo, tal cual como lo hacíamos cuando éramos estudiantes. Fue una experiencia agradable, muy agradable… ….y que tal vez nos marcó.
Hoy, 28 de mayo hemos terminado este curso básico de computación. ¡Si!, básico, muy básico, pero tal vez para mis amigos alumnos, no tanto, ya que la gran mayoría era neófita en este tema. Ahora los observo cuando se sientan frente al computador, lo prenden, elijen el programa con el cual desean trabajar, graban en su diskette lo que acaban de hacer. Veo otra actitud y otra forma de ver las cosas, felices porque pueden hacer sus cosas en forma independiente y relajada. Esto me ha hecho muy feliz porque he podido palpar como con un pequeño esfuerzo un grupo organizado puede lograr sus metas. Puedo decir con sinceridad que lo logramos.
Por la inmensa satisfacción que he sentido, me he aventurado en escribir estas líneas para contar sobre esta experiencia, que para mí fue grata, no tan sólo por el hecho de enseñar a un grupo especial, sino porque me permitieron traspasar algo de lo que yo he aprendido; Porque me permitieron entrar por un momento dentro de sus vidas y compartir un deseo, de compartir un sueño que hoy al finalizar el curso lo ven casi hecho realidad.
Hoy también, estos amigos hiciero un alto para compartir en forma más personal su experiencia y testimoniarme su cariño y también para brindar por lo logrado y el cariño que se generó entre nosotros. Me hicieron un regalo, un lindo regalo, que sinceramente creo no merecer. Lo que digo es verdad, no para parecer modesto, sino por que creo que a mi edad las cosas hay que decirlas como se sienten. Este regalo traspasó mi coraza de sensibilidad. Yo no estoy acostumbrado a estos gestos de reconocimiento y de cariño. Es que malamente me he acostumbrado a vivir en un mundo tan frío e impersonal, pero estas cosas, estos gestos me hacen pensar que no todo es así. Me devuelven la fe que las cosas no son como las vemos, sino que están insertas en otra perspectiva y lo único que necesitamos es la oportunidad para expresarlas y dejarlas ver.
Alumnos, amigos, gracias por darme la oportunidad de compartir con Uds. estas casi 80 horas de sus vidas, Gracias por su regalo que conservaré en un lugar especial, pero por sobre todo, gracias, muchas gracias por su cariño, sentimiento que espero que nunca pierdan, sino que sea todo lo contrario, que puedan seguir brindándolo a otros de de la misma forma del que me brindaron a mí.
Rosa, Juana, Jacqueline, Manuel, Carlos, Alejandro, Emiliano, Víctor, Humberto y Ema: Gracias, muchas gracias por todo. Espero que todo los que aprendimos en este corto tiempo pueda fructificar y prosperar. Que otras puertas del saber se abran, que otros lazos de cariños se cierren. Sinceramente son mis modestos deseos. Estoy seguro que nos estaremos viendo siempre.
Jonny Pieringer Yáñez
Monitor del Curso
1 comentario:
Ha sido muy grato publicar el "Término de Curso". También es grato poder felicitar a todos y cada uno de los alumnos, quienes se empeñaron en aprender y lo han conseguido. De ahora en adelante podrán desempeñarse de mejor manera frente a la era actual. Ya no existirá entre ellos la brecha del conocimiento computacional.
Un abrazo especial al profe, por su abnegación y espíritu de cooperación.
Felicitaciones a todos, por el éxito obtenido.
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